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Fashion weeks: un breve recorrido del cómo y por qué en la historia de la moda

París, Milán, Londres y Nueva York, sedes de las fashion weeks más importantes del mundo, han hecho grandes aportaciones a la industria de la moda que les ha garantizado su concepción como capitales de la misma.



Estamos a casi un mes de haber concluido las semanas de la moda, y no podemos evitar preguntarnos de dónde viene todo eso, ¿qué es eso del fashion month y las fashion weeks?, ¿por qué París, Milán, Nueva York, Londres? Nos preguntamos y nos preguntamos… ¿de dónde viene la moda?, ¿quién inventó la moda?, ¿quién dijo “mira lo que acabo de hacer, lo llamaré moda”?

Queremos decir, sí entendemos, entendemos que la moda, es un constructo social y cultural, en el que factores económicos, e incluso políticos, son fuertes determinantes, no tienen que regañarnos por eso, tampoco somos tan ingenuos o ignorantes. Tal vez lo que realmente nos preguntamos es cómo hemos llegado hasta aquí.

Siempre ha estado ese cuestionamiento en un rincón de nuestra mente… ¿Por qué precisamente esas cuatro ciudades? Ya sabemos que hay semanas de la moda en muchos países del mundo —México, Brasil, España, etcétera, etcétera, etcétera, qué vamos a andar sabiendo nosotros—, pero ¿qué es lo que tienen de especial esas cuatro ciudades? ¿Por qué es que han sido elegidas? Una respuesta sencilla podría ser porque es ahí donde se han establecido los talleres y las marcas más importantes… pero ¿por qué?, ¿cómo? ¿Es porque ahí hay grandes artistas, que no sólo son muy buenos, sino que también es ahí donde sí han encontrado oportunidades para desarrollarse, crear y brillar?

Algunas veces —¿acaso no siempre?— requerimos recurrir a los antecedentes. ¿Cómo iba eso de que “quien no conoce su historia está condenado a…? Blah, blah, blah. Tal vez no viene tanto al caso. Pero lo que queremos decir es que, para entender el presente, deberíamos conocer el pasado.

Todos ubicamos a Coco Chanel como un referente en el mundo de la moda. Habrá algunos que no entiendan o que no sepan por qué, pero sin duda alguna ese nombre no les es desconocido. En este sentido, habrá que admitir que se habla de la historia moderna de la moda —incluso cuando esta mujer murió en 1971 y debutó en el éxito empresarial de esta industria multimillonaria hace más de 110 años, ¡uf!—, porque este concepto de la moda ha sido acuñado desde mucho antes de Chanel.

Podemos empezar culpando a Eva. Si ya es la responsable de haber hecho pecar al hombre, también puede ser responsable por esto; ¡total!, qué tanto es tantito, una cosa más a la pila de culpas y pecados… Si Eva no hubiera probado la manzana —ni se la hubiera dado a probar a Adán—, la raza humana jamás habría despertado de su inconsciencia, entonces tampoco se habría dado cuenta de su desnudes, por ende no habría existido la necesidad de usar ropa… Así es, amigos, la moda nació una vez que Adán y Eva comieron del fruto prohibido… no tenemos pruebas, pero tampoco dudas.


Civilizaciones antiguas

Podríamos empezar este recorrido por las civilizaciones antiguas. Ya hemos tocado el tema de Adán y Eva, pero, quitando las malas bromas, tal vez no sea tan descabellado dar algunos saltos.

Es tan sencillo inclinarnos a pensar que el cómo vestían las civilizaciones antiguas respondía más bien a sus necesidades. Por ejemplo, en los climas demasiado fríos, los humanos cazaban animales y se cubrían con sus pieles —uf, y vaya que todavía—, las cuales cosían con los huesos de los animales, por lo regular con colmillos de mamut (random fact: así nació la aguja). En el Antiguo Egipto mucho es sobre eso también: usaban faldas porque era la forma más fácil y cómoda de cubrirse; su ropa era holgada, ligera y sencilla por todo el calor que hacía; calzaban sandalias porque así ya no tocaban la arena caliente, pero sus pies seguían ventilados.



Sin embargo, hacían todo lo que podían con lo que tenían, se quiere decir, si ya tenían que usar equis prenda por sus condiciones de vida, le añadían toques que agregaran distinción a la ropa, por ejemplo, los colores. El idear la forma de teñir las telas ya habla de ir más allá de la necesidad. El hecho de usar joyas, hacerse tatuajes de henna, la importancia que le daban a las pelucas, el adornar las prendas con hilo de oro, nos habla de más que simples necesidades. Saber que los gobernantes usaban sandalias de oro, mientras los plebeyos las tenían hechas de otros materiales más humildes, el que según los estilos y los materiales se pudiera distinguir a las clases sociales, remite a esas cuestiones sociales y económicas que determinan a la moda.

Aspectos como los anteriormente mencionados no se limitan al Antiguo Egipto, sino que se repiten en las distintas civilizaciones antiguas, no es sólo vestir por la simple necesidad, ya hay una vanidad.


Edad Media, Renacimiento, Barroco y Rococó

Sí, sí, lo sabemos, es un amplio periodo de tiempo para un subtítulo y tal vez deberíamos sacar varios subtítulos de este subtítulo, pero seremos breves, lo prometemos.

Durante la Edad Media apareció la profesión de sastre profesional, y esto es muy importante para la moda actual, pues son los antecesores de lo que ahora conocemos como diseñadores. La verdad es que, antes de la aparición de estos profesionales, la moda no era muy importante, incluso las mujeres copiaban las prendas de los hombres; y esto es de impresionar, pues Chanel se dedicaría a hacer lo mismo en su tiempo. Tal vez lo impresionante no sea el hecho de imitar la ropa masculina para producir la femenina, tal vez lo impresionante sea que Chanel haya vuelto a lo usado en la Edad Media (¿mal chiste? Ok, mal chiste).

Para el Renacimiento está Elizabeth I. Elizabeth I fue una pieza clave para la moda de su época, fue una cosa como el modelo a imitar. Podemos observar el uso de una línea delgada como ceja —quién lo diría, si en estas fechas contemporáneas aspiramos a todo lo contrario: un arbusto frondosamente visible— y una amplísima frente, pues hasta se rapaban la parte superior para tener más panorama —uf, y eso que ahora es el complejo de muchos—; pero la verdad es que esto ya se usaba desde antes de ella. Sin embargo, no está demás mencionar sus excentricidades y el cuidado manejo de su apariencia luego de su “re-virginización”. Durante el Renacimiento todo se trataba de ostentar, y la joyería fue una pieza clave.


Después vino el Barroco y Luis XIV se encargó de dictar las leyes de la moda. Todo se diseñaba para expresar el poder y control que este monarca tenía. Además, algo muy importante hasta la fecha apareció: el uso de los tacones; obviamente no como los de hoy en día, pero éstos son una pieza que no falta en el closet de muchas mujeres y hombres en la actualidad —aunque claro que no de todos, y menos con eso de que ahora los tenis van con todo (no es queja). Con esto último, con la influencia de Luis XIV y entre el Barroco y el Rococó, Francia se convirtió en la principal productora de productos de lujo.



Y ahora, nos vamos a subir al trampolín para agarrar impulso y dar un salto hasta el siglo XIX…


París



Aunque Charles Frederick Worth en realidad es de origen inglés, más o menos para 1846 migró a París, donde, de a poco, construyó su carrera en la industria de la moda, y durante los últimos treinta años del siglo XIX fue el diseñador. Tras poner su propia tienda, se convirtió en uno de los diseñadores más caros, y le vendía garritas a las damas más reconocidas de aquel entonces, como por ejemplo, mmm… no sé, la emperatriz Eugenia de Francia, o la emperatriz Elizabeth de Austria.


A la izquierda: retrato de Worth.

A la derecha: diseño de Dior que se nos coló, jeje.


Primera imagen: la emperatriz Elizabeth de Austria en un traje de Worth.

Segunda imagen: diseño Worth, que simula las plumas de un pavoreal, portado por Mary Curzo.


Ahora lo conocemos como el padre de la alta costura y, entre muchas otras cosas, se hizo famoso por utilizar la crinolina, que daba más libertad de movimiento a las mujeres, o séase: era más cómoda. También, hacía colecciones para cada estación, separación que ahora seguimos utilizando, pues ya saben, las famosas temporadas. Y una de las cosas más importantes, pues ahora el mundo de la moda es consumido de la misma manera: se hizo un nombre importante; y así es como lo que en realidad se consumía era su nombre en sí, no sus productos, bastaba con que fuera algo diseñado por él para que fuera digno de ser comprado sin haber sido visto con anterioridad.


Luego de un tiempo, Worth se ve completamente desplazado por su propio aprendiz, Paul Poiret. Como dicen, el alumno superó al maestro, cuando Poiret eliminó para siempre el uso del corsé. En aquella época, esta aportación era una verdadera innovación, pues transformaba por completo la forma en la que las mujeres se habían estado vistiendo hasta entonces.


Como un pequeño paréntesis, muy a la par con Poiret, a principios del siglo XX apareció Lady Lucile Duff, aportando algo muy importante que, al menos hasta el momento —aunque la verdad la tecnología actual ya lo está desplazando y quién sabe qué deparará el futuro en este aspecto, más en estos tiempos de pandemia—, sigue siendo un elemento recurrente: las pasarelas o desfiles de moda. Duff comenzó con esto cuando puso a modelos altas —curioso aspecto que todavía se requiere para ser modelo, por lo que los estándares no han cambiado mucho desde entonces— a deambular entre sus clientas importantes.

Así como Poiret desplazó a Worth, el primero se vio fuera de la jugada gracias a las innovaciones de Coco Chanel. Como de cierta forma ya lo habíamos mencionado, la gran innovación de Chanel —aunque ¿innovación? ¡Si ya se usaba en la Edad Media!— fue el adaptar las prendas masculinas, pero sin olvidar el toque femenino, usando telas que resultaran cómodas, porque su objetivo era el glamour cómodo. Ella se convirtió en la principal modelo de sus diseños, lo cual fue buena publicidad —y tal parece que es algo que se replica ahora con las influencers y los lanzamientos de sus propias líneas de ropa.


Chanel no sólo era una artista y una visionaria, también era una perrucha. No le bastaba con simplemente ser “mejor” —como quien dice, pues, tanto Chanel como Poiret tuvieron cada uno sus propias ideas y su momento, y cuando uno no pudo dar más, llegó la otra a tomar su lugar, y está bien, nadie es eterno— que Poiret, sino que generaba ciertos enfrentamientos verbales con el diseñador, pronosticando su futura ruina gracias a ella misma. Pero Paul Poiret no sería la única víctima de Gabrielle, Christian Dior también fue merecedor de sus fuertes críticas.


¿Cuántos de ustedes alguna vez se han sentido personalmente víctimas de Coco Chanel?

Christian Dior apareció casi al mismo tiempo que Chanel, usando faldas cortas al igual que ella, pero olvidando la comodidad al proponer la cintura entallada. Luego de las polémicas, gracias a la fama que había generado con sus diseños, inició todo esto tan común en el presente: producir casi nada y sólo firmar para que otras personas sacaran productos con su nombre. Vaya cosa, es mucho sobre cómo funcionan ahora los negocios.



Londres

Ciertamente que nos aventamos un buen chisme en París, pero mucho tememos que esto no se vaya a repetir. Ahora seremos un poco más breves, lo sentimos, pero es que París es París…


Mucho sabemos —o no— que entre el siglo XVIII y el XIX tuvo lugar la Revolución Industrial en Inglaterra, lo cual fue trascendental para el desarrollo de la industrial de la moda. Apareció la máquina de coser, patentada por Isaac Singer, y el patronaje, con lo que comenzó la producción en serie y el ir de compras se convirtió en un pasatiempo. Ya que se producía tanto, se abrieron los primeros almacenes en París —siempre volvemos a París…—, donde ya no se podían regatear los precios, pero se ofrecían rebajas y distintas promociones.


Nueva York


Empezamos con el siglo XIX y nos fuimos mudando gradualmente hacia el siglo XX; luego volvimos prácticamente hasta el siglo XVIII, pero otra vez vamos a saltar a los mil novecientos… Perdónenos…


La moda que se estaba generando en Europa no llegaba tan fácilmente a América, así que en los 70s en Nueva York comenzaron a sacar sus propias colecciones, lo que incluso benefició a revistas como Vogue, que no tenían el presupuesto para viajar a París. El principal de este movimiento fue Bill Blass, que creía que no se necesitaba a París y a su moda, además de que al igual que Chanel supo hacer uso de su persona para promocionarse.


Milán



En los 80s Milán logró convertirse en la capital de la moda gracias al desate de diseñadores que se generó, entre ellos Armani, Versace, Missoni, Moschino, Ferré y Valentino, como los más importantes. Además de que Armani revolucionó al sacar la línea de prêt-a-porter —o ready-to-wear— que es una línea más barata y lista para usarse, a diferencia de la alta costura, que muchas casas de moda han adoptado. Gracias a esta modalidad, la moda no sólo se masificó por las características mencionadas, sino que podríamos encontrar la derivación del fast fashion, que es como por lo regular los simples mortales nos “mantenemos en tendencia” —ja-ja, qué arrogante suena eso— a precios “bajos” —que muchas veces ni así podemos costear.


Ha habido muchos puntos a lo largo de este pequeño recorrido que hemos querido compartir con ustedes, pero mejor ya será en otra ocasión, para dedicarles el debido espacio. De cualquier manera, nos picaba el gusanito por no dejar pasar un aspecto de la industria de la moda actual: las modelos.

Ya vimos que para el siglo XX se concibió formalmente el concepto de modelos, y la verdad es que aún se recurre a este recurso. Sin embargo, tampoco es ningún secreto la baja en la influencia hacia los consumidores por su parte; ya Anna Wintour ha explicado su estrategia de ventas al implementar las caras de “artistas” (actrices, cantantes, etcétera). Y la verdad es que hoy en día, las modelos sólo han funcionado si se convierten en it girls, una especie de influencers; ahí tenemos a las hermanas Hadid o a la Kaia Gerber —pero por favor, que alguien nos mencione una sola pasarela o campaña en la que ellas no estuvieran, estamos hartos, HARTOS—, donde realmente no importan mucho sus habilidades en el modelaje, ya que son casi nulas… —¿a que sí? Pero tampoco podemos dejar de lado a Kate Moss, o a la icónica Naomi Campbell, ¡uf!


Y bueno, ya, sólo queríamos aprovechar este espacio para criticar un poquito, jeje.

Entonces, ¿realmente contestamos la pregunta que nos formulábamos en un inicio? ¿Por qué han sido París, Milán, Nueva York y Londres las elegidas capitales de la moda? Ya sabemos que son pioneros de la moda moderna. La concepción del diseñador y la Alta Costura nació en París, Inglaterra facilitó la producción gracias a la Revolución Industrial, Nueva York produjo moda americana cuando la europea no llegaba, y de Milán salieron los ready-to-wear. ¿Sí viene siendo así? Bueno, al menos eso destacamos de nuestra breve recopilación. Ojalá no estemos tan equivocados.






Sobre nuestros recursos bibliográficos...

Cosgrove, Bronwyn. Historia de la moda. Desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona: Gustavo Gili, 2012.

Erner, Guillaume. Víctimas de la moda. Cómo se crea, por qué la seguimos. Barcelona: Gustavo Gili, 2011.

Laver, James. Breve historia del traje y la moda. Madrid: Ediciones Cátedra, 1997.

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