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Clóset de fotografía: la ropa que siempre nos ponemos, ignorando el resto de lo que tenemos

No es poco común que nuestro clóset esté repleto de cosas, pero que al final siempre terminemos usando las mismas tres cosas. En esta ocasión exploramos por qué nos obsesionamos con cierta ropa e ignoramos el resto.



Estoy bastante segura de que todos en esta sala del chat nos hemos obsesionado con algo.


Creo que para ejemplificar esto podría poner sobre la mesa la obsesión con una persona. Probablemente más de alguno hemos tenido una especie de crush… No sé si estoy usando este término adecuadamente, pero me refiero a esta persona que no nos podemos sacar de la cabeza, que hasta cierto punto idealizamos y no sabemos qué es eso que podemos hacer para estar con esa persona de tanto que lo queremos y de lo poco que lo tenemos…


Me refiero a ese algo que hace que no podamos ver todo lo demás, el resto de las opciones, quizá mejores, quizá que se adecúan mejor a nuestras necesidades, quizá más disponibles, quién sabe, que están frente a nosotros.


Si traducimos esta cuestión de la obsesión al tema predilecto de rock with justice —la ropa, por supuesto, ¿qué más podría ser?—, seguramente muchos serían capaces de admitir que se han obsesionado con una prenda. Es a lo que aquí entre nos comenzamos a llamar “clóset de fotografía”, porque es precisamente está obsesión por ciertas prendas —incluso por un outfit completo— que hace que ignoremos todo lo demás que tengamos en nuestro clóset y nos lo pongamos una y otra vez hasta el punto en el que parecemos retrato porque siempre usamos lo mismo.



Excusas: no tengo qué ponerme



Podría ser muy común que esto del clóset de fotografía y el siempre ponernos lo mismo lo escudemos con el típico “es que no tengo nada más qué ponerme”. Pero no nos engañemos, ¿realmente esto es verdad?


En este sentido, yo me pongo a pensar en mí misma:


Nunca jamás en la vida había tenido tanta ropa como hoy en día. Es verdad que ya ni siquiera me cabe la ropa en el clóset, tanto así que he tenido que pedir prestado espacio en los clósets de otras personas. Y bueno, ya saben, todo este exceso de ropa son problemas míos por ese impulso de comprar que todavía no aprendo a manejar del todo y esa inclinación y amor por la ropa que he desarrollado a lo largo de los años.


Y, paréntesis, si ustedes se sienten identificados con estos sentimientos y pesares, siempre pueden leer algunas de nuestras entradas anteriores en las que abordamos estos temas, como sobre el impulso de comprar o esta otra sobre el lugar que tiene la ropa y la moda en nosotros.


Pero, entonces, lo que quiero decir es que, a pesar de tener un clóset repleto, sigo cayendo en la idea de que “no tengo nada que ponerme” y reproduciendo este concepto de clóset de fotografía al terminar poniéndome lo mismo de siempre. Lo cual no tiene mucho sentido, como podrán darse cuenta.


Por otro lado, puede ser que tengamos un exceso de ropa en nuestro clóset porque tal vez aún guardamos cosas que tenemos desde hace muchos años que ya no son vigentes para nosotros mismos, porque nuestro estilo simplemente ha evolucionado y de alguna manera no podemos deshacernos de ellas.


A mí me pasa demasiado porque me atormenta esta idea de que la ropa es para usarse, entonces veo cómo estas prendas aún están en buenas condiciones, además de que me cuestiono si realmente les saqué provecho, al responderme a mí misma que no, me invade la culpa.


Y luego también está este sentimiento de apego hacia las cosas y que soy super aferrada, que me impide donarla o regalarla, porque pienso que sí, tal vez no he usado esa prenda en más de dos años, pero que taaaaal vez algún día quiera volver a usarla y si la regalo no voy a poder hacerlo, esa prenda va a dejar de estar disponible para mí para el momento que yo crea necesitarla. Así es, así de controladora.



¿Por qué siempre nos ponemos lo mismo?


Entonces así es como mi clóset en realidad está repleto de ropa y aun así siempre me pongo la misma cosa. Así que a qué se debe que caigamos en esto de clóset de fotografía y siempre volvamos a la misma prenda, ignorando las demás. Aquí hay seis puntos de nuestra teoría:



Tendencias

Creemos que las tendencias son un factor muy importante que nos hace caer en este problema, si lo podemos llamar así, porque ya sabemos que es un problema de privilegiados, literal hay cosas mucho más graves pasando en el mundo, pues, bajen sus trinches.


Pero bueno.


Las tendencias sí son una parte importante, ya que nos bombardean, la repetición y la frecuencia con la que vemos ciertas prendas o estilos o outfits es tanta que nuestro cerebro lo absorbe. Y nosotros, al ser seres sociales, queremos sumarnos, queremos formar parte de este grupo y sentir que estamos a la par con esas demás personas que representan aquello que nosotros aspiramos a ser, simplemente queremos estar a la moda.


Yo, por ejemplo, ahora estos obsesionadísima con los pantalones de corte culotte; mi hermana siempre me dice “otra vez ese pantalón, siempre traes ese pantalón” y yo de que “cállate, me encanta, me lo voy a seguir poniendo las veces que sean necesarias”.



Y bueno, ¿cómo caí en esta obsesión? El internet me hizo hacerlo. Realmente recibí un bombardeo del uso de este pantalón, lo veía hasta en la sopa: en las campañas de publicidad de tiendas de ropa fast fashion, en las bloggers de moda que consumo principalmente a través de Instagram, en toda la inspiración que buscaba en sitios como Pinterest, en editoriales y contenidos de las revistas de moda, en todos lados. Entonces se metió en mi cabeza de tanta repetición sin que yo fuera consciente de eso.



Personalidad


Una vez que hemos visto o analizados todas esas prendas que se encuentran en tendencia, incluso puede que sin darnos cuenta, elegimos aquellas que nos gustan y queremos adoptar. En esto contribuye muchísimo nuestra personalidad. Aun así, después, cuando ya elegimos esas tendencias que sí nos gustan y las empezamos a probar, nuevamente, inconscientemente, elegimos aquellas que sentimos que nos representan más o de mejor manera.


Realmente creo que todos nos vestimos de la forma en la que nos vestimos porque queremos proyectar algo y creemos o sentimos que eso que nos estamos poniendo realmente lo logra. Claro que las ocasiones ameritan lo que nos vamos a poner, por ejemplo, si vamos al gimnasio, obviamente que no nos vamos a poner vestido de fiesta y tacones; pero, aun así, mi guardarropa deportivo no es exactamente igual al de otra persona, tal vez haya quienes compren tops y leggins basándose en los colores y estampados, mientras a otros realmente no les importe y usen la camisa gigante con un agujerito que han tenido guardada desde hace varios años.


En mi caso, siempre he querido ser esa chica que se ve bien, a lo mejor no está al último grito de la moda ni es precisamente la mejor vestida de la noche, pero se ve bien, no anticuada, no descombinada, que además va ligado con este sentido de “niña buena”, no 100% infantil, porque, en forma general, es lo que soy. Entonces me visto en función de esto, hay algo que quiero proyectar. Entonces, descubrí en los pantalones de corte culotte una manera de transmitir todo eso que me engloba y quiero que los demás vean, como no lo hice, por ejemplo, con los mom jeans.



Pienso también en mi hermana, que su pan de cada día son precisamente los mom jeans. Ella es una adolescente que no está muy interesada en vestir al último grito de la moda; sin embargo, ese corte de pantalón que usa tooooodos los días es precisamente ese que hoy en día está en boca de todos, entonces ella tomó algo de las tendencias que se adaptaba a sus necesidades, que refleja lo que quiere proyectar —un estilo casual y despreocupado— y ahora no lo suelta, simplemente no quiere usar otra cosa que no sean sus mom jeans.



Comodidad


En esta ecuación sigue la comodidad. Es un pequeño círculo de tres pasos: 1) tendencias; 2) personalidad; 3) comodidad.


Y es en esto en lo que me quedo pensando, si la comodidad es una parte fundamental de la ropa que usamos todos los días para realizar nuestras actividades en el exterior, ¿por qué entonces no estamos todos en pijama y ropa deportiva todo el tiempo?


Aunque hay personas que sí lo hacen y van y realizan cualquier tipo de actividades, incluso ir a brunchear o comer con amigos y/o familiares en ropa deportiva —lo cual es completamente aceptable, cada quien que se vista como quiera, pos qué—, no todos lo hacemos.


¿Y esto por qué si sí encontramos cómoda este tipo de ropa? Precisamente por los puntos anteriores que también determinan lo que usamos: las tendencias y nuestra personalidad. Por ejemplo, claramente que, conmigo, el ir a todos lados en ropa deportiva no encaja precisamente con mi personalidad ni eso que yo quiero proyectar; así que ese nivel de comodidad queda descartado para mí.


Sin embargo, nunca dejo de buscar la comodidad, obviamente que quiero sentirme cómoda. Es por eso que me aferro a esas prendas que me permiten estar en tendencia, proyectar lo que quiero y sentirme cómoda. Tal es el caso de los pantalones culotte, que se adaptan precisamente bien a los tres primeros puntos, pero al mismo tiempo los encuentro muchísimo más cómodos que los skinny jeans, porque me brindan más libertad de movimiento —es por eso que yo a los skinny jeans yo ya no vuelvo, no me importa qué tan de moda se vuelvan a poner y qué tan a la moda yo quiera estar.


La comodidad también se proyecta en qué tanto lo que estamos usando transmite lo que queremos. Pienso por ejemplo que si me pongo unos pantalones extra grandes que, a pesar de ello, se me ajustan bien a la cintura —lo que impedirá que constantemente se me estén cayendo—, con unas calcetas largas y tenis... Probablemente físicamente me sienta cómoda, porque la ropa no me oprime el cuerpo o me da demasiada libertad física, pero mentalmente no lo estaré, porque no me sentiré como yo misma.


Entonces sí, una vez que encontramos esa prenda que cumple con todos esos requisitos que se adapten a lo que somos y cómo nos queremos sentir, difícilmente la dejemos ir.




Acomodo de nuestro clóset


Ahora vamos a cuestiones más técnicas.


El acomodo de nuestro clóset es super importante, y más si, como yo, tienen cantidad de ropa.


Al final, lo más viejo quedará en la parte inferior y/o trasera del espacio en el que guardemos nuestra ropa, haciendo que la rezaguemos incluso sin quererlo realmente, olvidando que teníamos x o y pieza. Me ha pasado mucho que me encuentro cosas después de miles de años que simplemente olvidé que tenía y que, en realidad, me gustaban mucho.


En una época en la que el fast fashion trabaja por superarse a sí mismo y busca convertirse en ultra fast fashion, ofreciéndonos novedades al día —dios mío, eso es demasiado— y en el que nosotros siempre estamos adquiriendo nuevas cosas, es muy fácil dejar en el olvido otras que nos pueden ayudar a diversificar lo que usamos en nuestro día a día.


Así que sí, al final del día, el acomodo de nuestra ropa en nuestro clóset puede resultar determinante, porque nos podemos guiar con lo que se encuentre en la superficie, ya que es lo más fácil de tomar o visualizar. Lo que hace que siempre termine siendo lo mismo.



Falta de imaginación


Esta es una muy buena porque me pasa demasiado. Y creo que también la podemos ligar con los puntos de tendencias, personalidad y comodidad.


Puede pasarnos que nos casamos completamente con la tendencia que encontramos que mejor se adapta a nuestra personalidad y que nos hace sentir cómodos, pero, seamos honestos, tampoco es tan económicamente factible que compremos mil de esos pantalones que nos encantan ni muchas otras cosas —como blusas o zapatos— que puedan ir con ellos. También, por lo regular, buscamos por diferentes medios formas de estilizarlos y casi todas esas formas son bastante repetitivas o simplemente encontramos una superior a otra.


Así que para este momento tenemos un bloqueo, porque no sabemos exactamente de qué formas diferentes usar esa prenda que nos gustó mucho y que nomás no nos la podemos quitar. Al mismo tiempo que también creo que muchas veces creamos el outfit perfecto para nosotros, que nos encanta todo de él y, seamos sinceros, no cualquiera puede ser una obra maestra o no cualquier artista puede crear varias obras maestras… así que sí, muchas veces no damos par más y no tiene por qué estar mal.



Irse a lo seguro


Exactamente lo mismo: nos viciamos. Sabemos exactamente qué es eso que sigue las tendencias, que refleja nuestra personalidad, que nos hace sentir cómodos y no tenemos tanto tiempo para simplemente imaginar. Así que sí, ya sabemos eso que nos funciona, entonces ¿para qué pensar más las cosas?



Cómo podemos evitar el clóset de fotografía


  1. Revisar constantemente nuestro clóset y lo que tenemos, para redescubrir cosas que nos gustan mucho y que a lo mejor hemos olvidado, también ver qué ya no va con nuestro estilo para dejarlas ir y qué piezas clave podemos adquirir para diversificar nuestro clóset.

  2. Evitar caer en las provocaciones de las tendencias y comprar inmediatamente cosas que a lo mejor hablan muy poco de lo que somos y lo que queremos transmitir y, por consecuencia, no usaremos, ocupando sólo un lugar valioso en nuestro clóset que hará que no veamos otras cosas que tenemos y que sí nos sentiríamos cómodos de usar.

  3. Ser valientes y atrevernos a siempre intentar cosas nuevas, nunca sabemos de qué nos podemos dar cuenta, o podemos descubrir cosas que jamás nos hubiéramos imaginado.



¿Les pasa esto de siempre usar lo mismo?, ¿o siempre utilizan todo lo que tienen en su clóset? ¿Cuál es esa prenda que no cambian por nada? ¿Algún consejo?

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